La composición de la microbiota intestinal puede influenciar condiciones mentales como la ansiedad y el estrés. Asimismo, el estrés aumenta la permeabilidad intestinal, con proceso inflamatorios y una menor diversidad de bacterias intestinales.
El intestino, su microbiota y el cerebro están conectados a través de una compleja red de rutas bidireccionales, lo que ofrece un potencial para futuros tratamientos de condiciones mentales como la ansiedad y el estrés.
Estas rutas bidireccionales incluyen el nervio vago, vías espinales, ácidos grasos de cadena corta, citoquinas y triptófano, así como el eje hipotálamo-pituitario-adrenal como parte del sistema neuroendocrino.
Los neurotransmisores que regulan el ánimo y las funciones cognitivas, como la serotonina o el GABA (ácido gamma amino butírico), son producidos por las bacterias intestinales.
El aminoácido triptófano, precursor de la serotonina, neurotransmisor fundamental para reducir la ansiedad se produce por las bifidobacterias del intestino.
Respecto al GABA, el Lactobacillus rhamnosus, puede cambiar receptores cerebrales para el este neurotransmisor, usando el nervio vago como canal.
En estudios animales se ha demostrado que la suplementación con estas bacterias es capaz de reducir la ansiedad y el estrés, así como mejorar las capacidades cognitivas. Esto abre una puerta a futuros tratamientos complementarios para estas condiciones mentales.
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