La hipertensión arterial es una de las principales causas de muerte en la población mundial. Esta enfermedad se padece cuando el valor de la presión sanguínea sistólica es superior a 140 mmHg y la presión diastólica mayor de 90 mmHg. Además, es un factor de riesgo para padecer otras enfermedades como, por ejemplo, diversas enfermedades coronarias, hemorragias cerebrales o fallos renales.
Ante el aumento de este tipo de enfermedades en los últimos años, también se ha avanzado mucho en el estudio de los probióticos y sus diferentes beneficios para la salud; entre ellos la mejora de la presión arterial. Esto se debe a que el consumo de éstos disminuye la aparición de los factores de riesgo para padecer HTA: mejora los niveles de colesterol y de las lipoproteínas de baja densidad (colesterol LDL), así como también mejora la resistencia a la insulina y por lo tanto el nivel sanguíneo de glucosa.
En la revisión bibliográfica estudiada se obtuvieron datos de 9 investigaciones diferentes con una participación total de 543 individuos. Entre la muestra se incluían a personas de distintas características (sanos, con hipercolesterolemia, hipertensos, con sobrepeso y obesidad y con síndrome metabólico). A todos ellos se les suministraron probióticos en diferentes formas, pero principalmente a través de productos lácteos: a partir de yogur, leche fermentada, queso probiótico y también a través de suplementación. La duración de los tratamientos duró entre 3 y 9 meses.
Una vez concluidos los estudios, se obtuvo un resultado de una bajada media de la presión sanguínea sistólica y diastólica de 3,56 mmHg y de 2,38 mmHg respectivamente. Los resultados fueron más significativos para aquellos pacientes en los que el tiempo de tratamiento había sido de mayor duración y en los que se utilizó más de un probiótico diferente como tratamiento.
Autor de la revisión:
Samuel González Fernández
Graduado en Nutrición Humana y Dietética.
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